El Museo del Chocolate me interesó mucho por la explicación de como se cultiva el grano, los procesos por los que pasa hasta que llega a nuestra boca, etc.. Puede ser que las personas que son golosas sufran repentinas ganas de comer ante tal abanico de diferentes chocolates, pero a mi que no me gusta el chocolate, aunque parezca extrano, lo vi como muy artistico y muy laborioso. Había incluso figuras hechas con chocolates con colores y formas reales, por ejemplo una mano de persona que parecía real, con color de carne natural, los pliegues de la piel... Un gran trabajo no obstante, hecho con mucha delicadeza. Y la visita me gustó mucho.
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